lunes, 7 de marzo de 2011

La competencia


La competencia no es un simple concepto, ni cualquier actividad. La competencia es concepto y actividad estructural. La inexistencia de dicha competencia produce males estructurales y que duran tiempo sus efectos en perjuicio de la sociedad y de los individuos.


Por eso, la competencia fue legislada y existe en la Constitución Política del Perú. Y de manera expresa y particular. En su artículo 61° de la mencionada constitución, dice: El Estado facilita y vigila la libre competencia…”.


De acuerdo al artículo 59° de la misma constitución -concordante con el artículo 58°, en la que dice que el Estado orienta el desarrollo del país-, el Estado tiene la obligación de orientar el equilibrio de la competencia en el mercado, combatiendo la desigualdad de dicha competencia.


Por tanto, la competencia y su equilibrio, artículos 58°, 59°, 61°, de la Constitución del Perú, es un concepto filosófico y doctrina que, obviamente, rige fundamentales actividades humanas. Que, sin embargo, al parecer, no se conoce, ni a nivel local, regional, nacional, de su significado trascendental.


Con dichos argumentos constitucionales será suficiente la importancia de la competencia y su equilibrio en el mercado. Pero, iremos más allá de dicha verdad.


Su ausencia produce decrecimiento o pobreza


Argumentaremos con ejemplos prácticos. En el distrito de Ate, provincia y departamento de Lima, Perú, tenemos a un mercado y conjuntos de tiendas a su contorno que denominamos polo, cuando el lugar e industrias son rentables. Que lo llamaremos Plaza Vitarte, con aproximadamente 19,000 metros cuadrados de terreno inscrito. Luego, tenemos a otro mercado, Plaza Ceres, también inscrito, con 20,000 metros cuadrados, de peruanos, pero, que no lo construyen años.


Su competencia, los supermercados, tienen a Metro, ex Enata; Plaza Puruchuco, con más de 14 hectáreas o 140,000.00 metros cuadrados, teniendo los polos aproximadamente 20,000 metros cuadrados, su natural extensión territorial, son siete supermercados, suspendido su construcción desde el año 2005, por razones desconocidas; Plaza Vea, en Ceres; y Plaza Vea en Santa Clara.


En tal sentido, la desigualdad de crecimiento es evidente, mientras los peruanos crecieron con los polos Plaza Vitarte y Plaza Ceres, los supermercados crecieron con diez Plazas o Supermercados. En proporción, los peruanos perdieron 5 a 1. No solamente en el futbol se pierde, también, en el mercado interno.


Habiéndose construido en Lima, y en otros departamentos de Perú, múltiples polos de Supermercados, necesario la evaluación y saber en exactitud la fluidez negativa o no de la competencia.


Según el diccionario, competencia, significa cuando las empresas rivalizan en la oferta o demanda de productos en el mercado. En el caso mencionado, al existir nueve supermercados contra dos mercados nacionales, la oferta de mercados hacia la población es obviamente desigual. Es decir, la competencia fluida, obligación del Estado peruano, no funcionó.


Eso explica el caro costo de vida, de la que tanto se queja la población. Por no cuidar su mercado interno.


Las malas consecuencias son múltiples. El caro costo de vida es uno de ellos. Con la debida competencia, los supermercados y mercados nacionales hubieran compartido el mercado, y, el costo de vida no constituiría quejas, al existir la normal competencia tarea del Estado en orientarla, conforme a la propia Constitución. Pues, los productos baratos provienen de los mercados internos, de industrias nacionales rentables que producen y dirigen su producto al mercado interno y externo.


No hay que olvidar que lo que más consume la persona, alimentos y ropas, lo encontramos en el mercado, y, que dichos productos y sus precios son factores de la inflación, a favor de su control, crecimiento o decrecimiento.


Con los supermercados se ha conseguido controlar la inflación, pero, no el caro costo de vida, que, es, finalmente lo que le interesa a la población. Es decir, la eficacia es el costo de vida barato o adecuado.


Si a los emergentes industriales nacionales, participantes de crear polos comerciales con diversas industrias, se les hubiera educado o educa, que su función no solamente es sectorial, es nacional, pues, el funcionamiento de su industria permite el control de la inflación y el barato costo de vida, tendrían conocimiento que emprender industrias nacionales en polos son muy rentables, lógicamente. Por eso, de lejos vienen a crear polos comerciales a Perú.


En tal sentido, la defensa de su existencia y crecimiento, no se basará en la creación de empleos, argumento reiterado que hasta la fecha no ha servido para su respeto, negándoseles políticas y marcos legales que la trasciendan, en que el rol de sus industrias es conseguir barato costo de vida, y, por supuesto, contribuye en mantener adecuadamente a la temida inflación, que por su presencia no se aumenta los sueldos o no se mejora las condiciones de vida de la población.


El error no está en la presencia de mercados o industrias informales, en su no formalización y la no debida competencia en el mercado.


Autor: Leonidas M. Bustamante Fierro